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  108 Aniversario del Natalicio del General Lázaro Cárdenas del Río
 


Antropólogo Lázaro Cárdenas Batel, Gobernador Constitucional del Estado,
Distinguidos miembros del Presidium,
Señoras y señores,
Apreciables amigos de los distintos medios de comunicación.

Nos convoca en esta fecha el 108 aniversario del natalicio del General Lázaro Cárdenas del Río.

Hoy recordamos a un hombre que supo honrar, con su impecable trayectoria, no sólo a su Estado, Michoacán, sino a su país, México. Un hombre que, además de ser consciente de la trascendencia de sus tiempos, supo actuar acorde al deber para con sus distintas responsabilidades y deberes. Un michoacano cuya coherencia ideológica, no únicamente está fuera de toda duda, sino que sigue proyectándose como esencial referente para la continuidad de nuestro proyecto como nación independiente, soberana y autónoma.

Y es que traer a nuestra realidad cotidiana la memoria del acontecimiento que hoy celebramos, implica, además de la remembranza de la figura y de la obra del General Cárdenas en día tan significativo, reiterar el compromiso que como Nación hemos adquirido para mantener el rumbo, como país, pese a los desafíos y adversidades que plantean las actuales circunstancias.

Ciertamente, un pueblo que ignora su memoria histórica está condenado a repetir errores y cometer desaciertos. La Nación que no recuerda a sus prohombres, ni procura actualizar el pensamiento de los mismos en su realidad, está llamada al fracaso.

En tal perspectiva, es indudable que en tiempos difíciles es cuando mejor apreciamos el legado de aquellos que nos precedieron y que, con sus vidas, sirven de modelos a seguir. El ser y el quehacer del General Cárdenas del Río, su actuar como estadista, como político, como revolucionario, como hombre de ideas firmes y de convicciones inquebrantables, perfila un modelo que los mexicanos no podemos, ni debemos, soslayar.

Lázaro Cárdenas desplegó sus capacidades intelectuales y de liderazgo acorde a las circunstancias que le tocó vivir. Respondió a las necesidades concretas y específicas de su época.

Sin embargo, y he ahí la trascendencia incuestionable de su legado, las ideas que motivaron su actuar en contextos difíciles para el país, consolidaron las endebles bases de esta Nación que emergía de la catarsis revolucionaria.

Este michoacano, nacido en Jiquilpan el 21 de mayo de 1895, cuando el denominado “siglo del progreso” se aproximaba a su fin, muy pronto debió asumir una serie de responsabilidades que marcarían, de manera indeleble, su destino personal y que, asimismo, incidirían en el desarrollo de acontecimientos importantes para la vida nacional.

Su incorporación, en 1913, a las fuerzas revolucionarias que combatían al usurpador Victoriano Huerta, y posterior desempeño, no sólo le valieron el reconocimiento de sus superiores por la valentía y sagacidad desplegadas, sino, además, el nombramiento de capitán segundo.

Poco después, ya bajo el mando de Álvaro Obregón, recibió el grado de mayor del Ejército Constitucionalista.

Su honesto servicio a la causa revolucionaria le llevaría a conocer, en Sonora, a Plutarco Elías Calles, quien por su valor y disciplina le ascendería a Teniente Coronel.

La brillante carrera militar de Lázaro Cárdenas no sólo refleja su personal convicción de que las causas superiores, especialmente las nacionales, deben ser servidas, incluso a costa de sacrificios propios, haciendo también evidentes los valores por los cuales siempre fue capaz de entregar lo mejor de sí mismo.

Valores como la responsabilidad, que le valió, siendo aún muy joven, a la edad de veinticinco años, ser nombrado General Brigadier; la lealtad para con su país; la honestidad; el respeto a la vida de los demás y la magnanimidad con los caídos, son solamente algunos de los pilares que integran la dimensión vital axiológica del General Cárdenas y que sirven para conocer su extraordinaria personalidad.

Pero si la carrera de las armas no bastase para comprender la trascendencia del legado de Don Lázaro, la mirada en retrospectiva de sus actividades como estadista, como político, como protector de los indígenas y de los obreros, como defensor a ultranza de la soberanía de la Nación, constituye un necesario referente en nuestra historia y un acuciante recordatorio de que no podemos, ni debemos, olvidar la responsabilidad de defender lo que hombres como él han hecho para conservar y preservar lo más valioso: la Patria.

Como estadista, Michoacán le recuerda en sus diversos periodos al frente del Ejecutivo local: el primero, en 1920, al ocupar de manera interina la gubernatura del Estado mientras se llevaban a cabo las elecciones que, a la postre, ganaría Francisco J. Múgica, a quien el General Cárdenas entregaría el gobierno michoacano sólo tres meses después de haber asumido su titularidad.

El segundo periodo, que inicia en septiembre de 1928, después de haber ganado las elecciones, y que se caracteriza por objetivos bien trazados y definidos que consolidan su proyección como estadista de primer orden: tales como la revitalización del agrarismo y la creación de un sector campesino productivo; la estructuración de una conciencia civil nueva; la promoción de la necesaria e impostergable reunión geopolítica de todas las regiones del Estado de Michoacán; y, por último, la organización de las bases populares de la sociedad michoacana y su acercamiento a la realidad nacional, a efectos de incorporar a la entidad a la dinámica de la federación.

La pulcritud de su gubernatura, los avances obtenidos en diversas áreas, así como su personal deseo de llevar a la dimensión nacional sus ideas y convicciones, le motivan a aceptar, el 15 de junio de 1933, la candidatura a la Presidencia de la República.

Habiendo ganado las elecciones en julio de 1934, toma posesión de la Presidencia el 1º. de diciembre de ese mismo año.

Ya como titular del Ejecutivo Federal, su plan de gobierno abarcará diversas acciones que harán de su periodo presidencial el que consolidará, de manera definitiva, la transición de la posrevolución al México de la segunda mitad del siglo XX y, fundamentalmente, al país que habrá de formar parte de la Comunidad de Naciones del tercer milenio.

Solamente por mencionar algunas de las medidas gubernamentales más relevantes diremos que, en materia educativa, creó las escuelas “hijos del ejército”, las escuelas regionales campesinas, el sistema de internados rurales, el Consejo Nacional de Educación Superior e Investigación Científica, el Consejo Técnico de Educación Agrícola, el Instituto Nacional de Psicopedagogía, el Instituto Politécnico Nacional, y funda, también, el Instituto Nacional de Antropología e Historia. El 1º. de enero de 1935 crea el Departamento de Asuntos Indígenas.

Es en su Presidencia, en diciembre de 1936, donde el General Cárdenas realiza el primer gran reparto agrario, en la Comarca Lagunera, afectando 128 mil hectáreas a favor de campesinos de Durango y Coahuila, quedando organizados en 185 ejidos, operados como unidades de crédito.

La mujer mexicana también se ve reconocida en sus derechos políticos durante el gobierno presidencial de Don Lázaro, pues en marzo de 1936, la legislatura de Puebla otorga el derecho de voto a las mujeres.

Como protector y defensor de la causa indígena, debe recordarse que el 14 de abril de 1940, en Pátzcuaro, tuvo lugar el Primer Congreso Indigenista Interamericano.

Al inaugurar el evento, el presidente Cárdenas dijo: “Lo que debe sostener es la incorporación a la cultura universal del indio. Nuestro problema indígena no es conservar “indio” al indio, ni indigenizar a México, sino mexicanizar al indio”

Con ello, reafirmó el respeto que debe existir a nuestra realidad pluriétnica nacional, pero siempre procurando que dicho reconocimiento no levante barreras entre los propios mexicanos por cuestiones derivadas de la riqueza y diversidad cultural y étnica.

No puede dejar de mencionarse que bajo la Presidencia de Don Lázaro, el Estado de Derecho se consolidó: en 1935 se expide la Ley de Amparo, que vendría a reforzar la protección de las garantías individuales, así como la Ley de Indulto y, en 1940, la Ley Reglamentaria del Artículo 3º. Constitucional.

El pensamiento del General Cárdenas en materia de economía también se cristalizó en una amplia serie de medidas gubernamentales y de naturaleza legislativa. Entre las más importantes y relevantes para la Nación se encuentran, de manera indudable, la nacionalización, el 13 de junio de 1937, de los Ferrocarriles Nacionales de México, con lo que la industria ferrocarrilera quedará en las manos de los mexicanos.

El 18 de marzo de 1938 se expropian los bienes de las compañías petroleras, determinación que, por sí sola, bastaría para reconocer en el General Cárdenas no únicamente su defensa de la soberanía, sino su visión de estadista preocupado por el destino de su pueblo y el bienestar de su gente.

El 2 de diciembre de 1935 crea el Banco Nacional de Crédito Ejidal y se expide la Ley de Crédito Agrícola. El 2 de julio de 1937 se funda el Banco de Comercio Exterior. En 1937 se promulga la ley que crea el Banco Nacional Obrero de Fomento Industrial. Finalmente, se expide la Ley sobre Industria Eléctrica en 1938.

Tal conjunto de acciones modelaron el México de nuestros tiempos. Los mexicanos no podemos dejar de reconocer que el país en que vivimos lleva la impronta de la visión del General Cárdenas. Cada uno de nosotros, en una u otra manera, reflejamos en nuestra vida personal los beneficios, los resultados, los frutos de la ideología, así como de su puesta en acción, de un hombre del cual nos enorgullece haya sido michoacano.

El entorno familiar de quien habla es prueba del aserto anterior: mi difunta madre, durante muchos años de su vida, se desempeñó orgullosamente como maestra en varias de esas escuelas rurales del País. Mi padre, como modesto trabajador de las entonces compañías petroleras, habiéndole tocado vivir el movimiento de expropiación petrolera de 1938.

Pero la trascendencia del ser y del quehacer de Lázaro Cárdenas del Río no se limita a lo que supo conseguir, crear, establecer y consolidar para su pueblo. Su personalidad es, sin lugar a dudas, atractiva como hombre de ideas y de acciones.

En estos tiempos en que la dinámica de la globalización actúa como fuerza centrífuga y que las leyes del mercado pretenden regular todo aspecto de la vida social, es necesario recordar lo que decía al respecto el General Cárdenas: “… si la penetración del capital extranjero sigue moviéndose para invertirse en cines, hoteles, fábricas de refrescos, artículos de uso personal y en adquirir industrias ya establecidas ¿qué actividades quedan a los mexicanos?, ¿la de simples empleados de casas extranjeras en el propio suelo mexicano? Con ello no se hace patria y se mata el espíritu ciudadano”.

Aún más, la figura de Cárdenas se engrandece cuando existe la pretensión, ya manifiesta con claridad, por parte de países que se erigen como “policías del mundo” y “árbitros” del mal llamado “nuevo” orden mundial, de intercambiar nuestros recursos naturales por lo que es, en esencia, respeto a los derechos humanos de nuestros compatriotas.

La agenda migratoria no debe convertirse en un objeto de mercadeo y manipulación. Si la Cámara de Representantes de los Estados Unidos pretende exigirnos la explotación de nuestros recursos naturales, específicamente, la industria petrolífera, por acceder a tratar el tema de nuestros paisanos, habrá que contestar con las palabras del propio General Cárdenas: : “Los recursos naturales del país deben servir para su propia prosperidad. Entregarlos a intereses extranjeros es traicionar a la patria”.

Recordar el natalicio del General Lázaro Cárdenas no es sólo un acto de protocolo. Es una invitación a reflexionar si nuestro actuar es conforme a los dictados de la Patria. Una Patria que él supo defender a toda costa y que hoy, por su quehacer, podemos disfrutar.

¡Honremos su memoria siendo coherentes como mexicanos y como michoacanos!

Muchas Gracias

Morelia, Michoacán, 21 de mayo de 2003.