Presentación
Dr. Francisco Pavón Vasconcelos
Invitado por el grupo de la publicación del presente libro, homenaje a Don Gilberto Vargas López, eminente jurista y maestro michoacano, para redactar las palabras que sirvan de introducción a dicha obra, he de expresar mi agradecimiento, a tan grata tarea, particularmente al Dr. Don Alejandro González Gómez, Magistrado del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Michoacán, por tratarse, el homenajeado, de un hombre de relevantes méritos, con quien me unen lazos de fraternal amistad desde hace más de cuatro décadas.
Surgido de las aulas de la prestigiada Universidad Michoacán de San Nicolás de Hidalgo y particularmente de la antigua Escuela de Derecho, de la que recibe su título de abogado el 14 de junio de 1941, Don Gilberto Vargas López inicia la que ha sido una brillante carrera como profesional del derecho, sirviendo a su Estado en diversas áreas de la Administración Pública y a su alma mater como profesor de diversas materias tanto en el antiguo Colegio de San Nicolás de Hidalgo, como en la Escuela de Derecho Civil y Mercantil y posteriormente las de Derecho Penal, en sus cursos sobre las partes General y Especial, destacando por su claridad de exposición y profundidad de sus conocimientos, actividad pedagógica en la que invierte una parte importante de su vida, pues después de treinta años como a excelente maestro obtiene su gratificante jubilación, dejando profunda huella en sus alumnos y entre sus compañeros de generación.
Como abogado sirvió, en el pasado, como asesor jurídico de diversas instituciones sociales y empresas de la Administración de Pública Federal descentralizada, y en el sector público del Estado se desempeñó como Oficial Mayor de Gobierno en lo años de 1945 a 1949, y como Procurador General de Justicia en los años de 1957 a 1962. Los vaivenes de la vida lo llevaron a desenvolverse, inicialmente como Juez de Primera Instancia en Apatzingán, Pátzcuaro y Zamora, y posteriormente como Juez Primero de lo Penal en la Ciudad de Morelia, incursionando igualmente en el Poder Judicial de la Federación en el entonces único Juzgado de Distrito en el Estado, primero como Actuario y después como Secretario del propio Juzgado. Su desempeño relevante lo realizó como Magistrado del Poder Judicial del Estado en los años de 1951 a 1956 y años después de 1962 a 1968, esto es, durante once años en total.
En representación de su Entidad, asistió a diversos Congresos nacionales, tales como el Primer Congreso de Orientación Penal, celebrado en Toluca, Méx., en noviembre de 1958, en el que presentó ponencia sobre la Ejecución de las Penas y las Medidas de Seguridad, obteniendo Mención Honorífica; el Congreso Nacional de Procuradores de Justicia en la Ciudad de México en el mes de junio de 1958, cuando era el titular de la Procuraduría de Justicia del Estado, en el cual presentó su personal tesis sobre la Ampliación del término de veinticuatro horas, al que se refería el artículo 107, fracción XVIII, de la Constitución General de la República, que mereció aprobación unánime con recomendación para ser enviada, con lo discutido en relación a la misma, al Congreso de la Unión, proponiendo la reforma correspondiente. De igual manera presentó ponencia sobre El Ministerio Público y la necesidad de una mayor efectividad en la persecución de los delitos, también aprobada, así como la denominada Improcedencia de la pena de muerte y su solicitud para que el Congreso de la Unión se declarara abolicionista. En todos los Congresos mencionados, Don Gilberto Vargas López obtuvo la aprobación unánime de sus ponencias e intervenciones, siempre realizadas a nombre del Gobierno o Instituciones oficiales de su Estado, e incluso elaboró la ponencia presentada en la Quinta Convención Nacional de Instituto Nacional de Protección a la Infancia, por la señora Doña Guadalupe Diez de Arriaga, entonces Presidenta del Instituto correspondiente en la Entidad, ponencia en la cual se propusieron adiciones al Proyecto de Reglamento Interior para los Institutos Regionales, la cual mereció mención Honorífica en la citada Convención. Por último, en el año de 1958 fungió como Presidente del Cuarto Congreso Nacional Penitenciario, celebrado en esta Ciudad de Morelia, en el que presentó la ponencia titulada Necesidad de crear el Instituto Nacional de Criminología, igualmente aprobada, como todas las relacionadas con anterioridad.
En la benéfica y brillante actuación del abogado Vargas López a favor de su comunidad, destaca la desarrollada en la Comisión que se encargó de elaborar el Proyecto de Código Penal para Michoacán, posteriormente elevado a la categoría de ley vigente en el año de 1962, en la que colaboraron los destacados abogados de esa época, señores Guillermo Morales Osorio, Jesús Vázquez Pallares, Arturo Valenzuela, Eduardo Bucio Ciprés y Jesús Ortega Calderón. Posteriormente presidió la Comisión formada para realizar las reformas que se elaboraron en 1980, introducidas al Código Penal de la Entidad, mismas que de manera importante aún forman parte del ordenamiento penal vigente.
Es necesario destacar también, que Vargas López fue autor del Anteproyecto de Código Tutelar para Menores, convertido en ley durante el Gobierno del licenciado Agustín Arriaga Rivera y que tuvo una larga vigencia en años posteriores, elaborando, de igual manera, el Anteproyecto de la Ley de Ejecución Penal de las Sanciones, mismo que sirvió de base a la vigente ley de Ejecución de Sanciones Restrictivas de la Libertad, en la que intervinieron, además de Vargas López, como Presidente, los abogados Arturo Vega Villagómez y Jorge Mendoza Álvarez. No podemos olvidar la autoría de Vargas López en el Proyecto del Albergue Tutelar para Menores, obra que el Gobernador Arriaga Rivera hizo realidad, enalteciendo a su gobierno y que inspiró su esposa María Guadalupe a favor de los menores infractores o de conducta peligrosa. Pocas obras tienen el sentido humano de protección y reivindicación de la niñez y juventud desprotegida como ésta a la que nos referimos.
Don Gilberto ha sido y es esencialmente un abogado. Los cargos públicos desempeñados, con diligencia y honestidad, nunca fueron su meta sino el cumplimiento de sus deberes de amistad y el deseo incontenido de servir a su comunidad. Su reconocida erudición y magnífica memoria, lo llevaron exitosamente a satisfacer sus innatas vocaciones de maestro e investigador.
A pesar de que sus inclinaciones dieron fruto en el examen de la materia de sus predilecciones, el Derecho Penal, siempre ha dado muestras de su gran capacidad jurídica en otras disciplinas. Debe reconocerse, en la lectura de algunos de sus trabajos de investigación, que nunca Vargas López ha sido un pensador anquilosado, anclado en el tiempo, sino que por lo contrario conoce las corrientes más modernas del pensamiento actual. Si bien los años vividos han dejado en él su huella, no han disminuido en lo más mínimo sus dotes de hombre inteligente y constructivo que avisora con afortunada exactitud lo porvenir.
Muchas luchas y éxitos, como también frustraciones, tiene la vida de Vargas López. Día a día surge en él una idea nueva, un nuevo propósito que inspira su vida intelectual, no siempre comprendida. En el umbral del camino sin retorno, Vargas López es siempre un innovador, un hombre que piensa en el futuro y no el pasado; que no se conforma con lo construido ayer sino que hace planes para el futuro ¿Cómo definir entonces a un hombre así?. Creo y en esto seguramente habrá mucha coincidencia conmigo, que un hombre de ese pensar, de ese luchar siempre, es un hombre excepcional, porque pocos son los que tienen, como él, hondura de pensamientos, anhelos de hacer desafiando los tiempos de incomprensión, sin sentirse nunca, como suele ocurrir, vencido por la desatención y el egoísmo. Un hombre bueno, como siempre lo he calificado, nunca piensa con ruindad en lo perdido sino únicamente en lo que falta por conquistar.
Su capacidad jurídica queda manifiesta en sus libros, escritos sobre diversas cuestiones penales, que a la fecha suman un total de diecisiete ediciones, así como en sus múltiples artículos publicados en la Revista Michoacana de Derecho Penal, de cuya Dirección se ha ocupado durante más de treinta y cinco años y que aún a la fecha se sigue publicando, misma de la que fue fundador y que constituye el órgano informativo del Instituto de Ciencias Penales de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Ya para terminar, quiero agradecer nuevamente al señor Magistrado Don Alejandro González Gómez, forjador intelectual de nuevas generaciones de penalistas, la oportunidad de explayarme en honor de un amigo dilecto, intelectual que se ha adelantado siempre a sus tiempos, la oportunidad de expresar mis modestas ideas que quieren honrar a un hombre grande, la dimensión de sus pensamientos, dejando aquí constancia de mi reconocimiento al ameritado abogado y al amigo, a quien deseo aún mejores éxitos que serán ejemplos permanentes para las nuevas generaciones de juristas.
Cumplidamente, en este libro homenaje, se vierte el pensamiento de nuevas generaciones de jóvenes amantes de las disciplinas penales, que dan vida a la obra presente: Francisco Javier Bedolla Espino, José Jesús Cázarez Ramírez, Héctor Daniel García Figueroa, Marcelino González García, Jaime Liera Álvarez, Juan Antonio Magaña de la Mora, Eduardo Martínez Altamirano, Margarita Martínez Escamilla, Jorge Martínez Ruiz, Martha Revuelta Morales Salazar, Sandra Patricia Rivera Aguilar, Alejandra Sánchez Salinas y José Zaragoza Huerta.
Enhorabuena que las nuevas generaciones de estudiosos de las disciplinas penales se sumerjan en el análisis de los problemas de la dogmática penal, así como de ésta aplicada a los problemas de los tipos en particular. Algunas vetas han sido exploradas pero nunca agotadas; otras recién se plantean y aumentan examen y conclusiones. Nuestro agradecimiento a los jóvenes noveles en el estudio de las diversas disciplinas penales, por que en ellos y en muchos otros jóvenes más está fincado el desarrollo futuro de las disciplinas penales en nuestro país.
Gilberto Vargas López es el ejemplo a segur. El distinguido miembro de nuestra Academia Mexicana de Ciencias Penales debe ser, en la tierra michoacana, el faro de luz potente que señale los caminos seguros transitar. Honor a quien honor merece. |
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